Memoria me sorpendió por la espalda.
Más exactamente, por la izquierda y a la altura del hombro.
Me cogió fregando los platos.
Era media tarde. Espuma y pompas de jabón en el fregadero.
Desde ese día, vuelve cada vez que paso por la cocina.
“Te espero. Parque Infancia.”, escribió hoy garabateado sobre el baho del cristal, “Iré con mi hermano Recuerdo”.
Llevé unos boliches, estampas, la tiradera, tres polos de naranja Clipper,..
Bueno, tengo que reconocer que llegaron derretidos. Me entretuve con la patineta.
Cinco cartas portuguesas — Reseña
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*Amor, memoria y Revolución de los Claveles en una novela epistolar que se
lee de un tirón.*
Hay libros que hacen ruido y libros que hacen *memoria*. *Cinc...




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